jueves, 5 de marzo de 2009

Así sí conviene morir


La muerte siempre ha sido un acto que podría pensarse favorece al medio ambiente, pues no hay mejor abono para la tierra o alimento para los gusanos que un cuerpo en descomposición. Sin embargo, por cada persona que muere, un árbol desaparece para construir el ataúd donde se entierra o la caja donde se incinera al difunto. Claro, hay expeciones, en algunas culturas, los muertos son incinerados o enterrados así, tal cual, sin cajas.
Sin embargo, la industria de la muerte ha sacado una novedad que realmente favorecerá al medioambiente: un ataúd ecológico, cuyos materiales pueden ser degradados por la tierra en un periodo de siete años. Y será la empresa mexicana Green Option, la que distribuirá esta innovación en el país.
Inventado en Argentina después de 15 años de investigación en química básica, el féretro está hecho de cartón reciclado y tratado con una “receta secreta” que controla los niveles de acidez en su interior y anula cualquier tipo de fuga que contamine los mantos freáticos durante el proceso de descomposición.
En México se venden ataúdes muy diferentes, desde los que se construyen comunidades rurales y se venden en 800 pesos, hasta los fabricados de titanio y con incrustaciones de oro que cuestan 85 mil. Los que más se venden son los de tres mil 500 pesos y el nuevo ataud ecológico costará sólo tres mil.
De cada mil mexicanos, al año se mueren cinco. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, calculó que en 2008 la cifra de mortalidad en el país fue de 4.9 decesos por cada mil habitantes, incluyendo todas las causas. Esas 539 mil personas que perdieron la vida llenarían casi cinco veces el Estadio Azteca. Y cada ataúd requiere la madera de un árbol. Los fabricantes de ataúdes ecológicos calculan que podrán atender al tres por ciento de todas las defunciones.
Este ataúd tiene la característica de que se puede transportar y almacenar desdoblado, como si se tratara de una hoja de triplay, aunque es más grueso. El ataúd vacío pesa 12 kilogramos, contra 50 kilogramos de uno convencional. El biodegradable aguanta hasta 225 kilogramos.
El proceso de biodegradación se lleva a cabo en siete años, durante los primeros días el material reciclado neutraliza los niveles de acidez de todos los líquidos que libera el cuerpo en descomposición, en el periodo restante se lleva a cabo la descomposición de la propia caja y de los tejidos blandos de la persona inhumada. Al final quedan los huesos en contacto con la tierra, para otra etapa más lenta, hasta alcanzar la degradación total.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

España y mexico unidos por el planeta.

(ya aprobe tu comentario)

B.R. dijo...

O ya mejor nos dejamos de mamadas y que nos empiecen a echar a todos en una fosa común.